La cera que se acumula en los canales auditivos puede ser mucho más beneficiosa para el organismo de lo que nos podamos llegar a imaginar.

Un estudio realizado en el año 1980 por los institutos nacionales de salud de los Estados Unidos reveló que podría ser un elemento que podría acabar con bacterias. Un grupo de investigadores se dedicaron a mezclar la cera de 12 personas diferentes con alcohol. Además, después añadirían algunas bacterias a esa composición.

Los datos fueron bastante reveladores ya que la cera acabó con hasta el 90% de las bacterias.

Hubo algunas bacterias que tuvieron una resistencia más elevada pero, en cualquier caso, se considera como un elemento protector bastante característico que evita que los virus pueden entrar por los canales auditivos.

Otra de las características que siempre ha sido fuente de estudio por los expertos ha sido la presencia de un tipo de cera seca o húmeda. Al parecer, según las últimas investigaciones, podría ser que esto estuviera determinado de forma genética. El tipo húmedo es el que domina sobre el seco, pudiéndose crear un patrón muy predecible mediante el cual se puede saber el tipo de cera que tendrá la descendencia de una determinada pareja.

La cera, en sí misma, no es perjudicial para la salud porque, como hemos comentado, podría ser una característica barrera contra las bacterias. Sin embargo, si se acumula en exceso, sí que podría provocar cuadros de pérdida de incapacidad auditiva o, incluso, hasta sordera.

Para retirarla, podemos utilizar indicadores o remedios naturales con manzanillas o infusiones. Sin embargo, los hisopos no se recomiendan porque pueden empujar el cerumen más adentro o, incluso, hasta perforar el tímpano.